domingo, 4 de diciembre de 2016

Las capillas de Ánimas de Asturias, refugios ante el mal


 

Ánimas, Almas, Almas en pena, espíritus sin descanso, sin evolución, errantes y en ocasiones, peligrosos.

  La creencia en este estado tras la muerte ha acompañado al hombre desde hace milenios y en el caso de Asturias, hasta bien entrado el siglo XX.



   Ejemplo de ello son unas pequeñas capillas u oratorios que podemos encontrar en lugares bastante apartados, si somos afortunados. También en otras comunidades como Galicia aparecen y se conservan, motivo sospechoso que la presencia de las mismas aumenta a medida que discurrimos hacia el Oeste por el Camino del Norte de Santiago, el más primitivo.









  Estas pequeñas capillas son antiguos altares, oratorios, protegidos a la intemperie por

su construcción, simple, semejante a una ermita pero de escasas dimensiones; las justas para proteger del tiempo sus los elementos interiores, velas y ofrendas. Sus muros de sillarejo no superan el metro y medio de alto, y bajo su tejado a dos aguas, las capillas de ánimas apenas perduran en nuestros tiempos. Siempre las encontramos en los entornos más rurales, algunas veces más ocultas y otras no tanto. Depende de la transformación que el tiempo haya dado a los cruces de caminos, pues algunos hoy día son carreteras, unas pueden ser más grandes, otras simplemente caminos asfaltados pero otras están más escondidas, donde el paso del hombre apenas se recuerda y donde la vegetación prosigue su imparable trabajo. Así, perdidas por bosques perdura la auténtica magia que poco a poco desaparece en nuestro tiempo. La tradición oral justifica cada ubicación de estas capillas con un origen distinto, en algunas ocurrió alguna muerte violenta, otras fueron creadas como promesa de algún fiel ante dios o un difunto e incluso otros puntos eran lugares de descanso en las procesiones a pie con el ataúd del muerto hasta el cementerio, entonces ahí paraban y realizaban algunas oraciones. Estos altares eran creados por vecinos y otras veces por la iglesia, pero son, en definitiva, un refugio cristiano, un terreno sagrado ubicado en los cruces de caminos para la salvación de todos aquellos caminantes que pudieran ser sorprendidos por algún tipo de mal del demonio, capaz de adoptar muchas formas, de la brujería o de las almas en pena en procesión, como se conoce a la Santa Campaña o en tierra asturianas se denomina Güestia.

Les dejamos con el vídeo para averiguar más recuerde también que este tema aparece recogido en el libtro "50 Lugares Mágicos de Asturias", David Madrazo, de Ediciones Cydonia.











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